El otro día fui a Starbucks con Leo en
una zona de Oficinas. Estábamos ahí compartiendo un pancito de naranja y un
chai latte y en la mesa de al lado se sentó un grupo de personas con sus
gafetes y ojos en los celulares, después de echarme ojos de: “hellooooo, estás
en una zona de personas trabajadoras” empezaron a platicar. Reconocí esa
plática, es época de evaluaciones de medio año y la plática es la misma que
tuve durante 10 años en estas fechas; con diferentes personas y en diferentes
empresas.
Para efectos de mantener el suspenso, no
voy a decir en qué trabajo me pasó que, ni siquiera voy a usar nombres, gran
parte de mis contactos en feis son personas que agregué de chamba, seguro se
podrán reconocer o saber de quien hablo. Ya de plano si los mata la curiosidad
me invitan un café y les cuento los detalles.
Mi primera chamba fue en McDonalds
haciendo hamburguesas y de ahí pasé por varios puestos, el último fue una
Gerencia de Investigación de Mercados (cambia el nombre según la empresa pero
siempre haces exactamente lo mismo), no voy a decir que era un puestazo,
faltaban muchos escalones para llegar a ser LA directora del área y ni que
decir de la empresa o el mundo. Para ser honesta siempre tuve claro que sería
complicado llegar a esos peldaños, y no porque fuera tan burra, seguro si le
fregaba si empezaba a crecer muchísimo (o no), en fin, el tema es que mi
problema según yo siempre fue la emoción.
No me imagino a la CEO del mundo
diciendo: Hemos llegado al final del año, y hemos logrado lo inimaginable,
rompimos el récord de venta … pausa… ojos llorosos, voz quebrada y llanto
inminente. Y también queremos reconocer a Don Rubén que este año cumplió 50
años trabajando aquí, veamos un video sorpresa… Llanto incontrolable. Bueno
solo quiero que sepan que todos y cada uno de ustedes son LA diferencia contra
la competencia, su esfuerzo y su labor de todos los días hacen el cambio! Entra
música de Queen y yo tirada en el piso de la emoción. O que me hablara Slim para
darme feedback y yo: a ver Slim relájate bro, apenas es Julio… basta, basta
(lágrimas para lo positivo y las “áreas de oportunidad”, yo lloro igual por las
dos). No nací con madera de líder mundial CEO, en fin…
¿Usted cree que en su empresa las cosas
son distintas? Veamos hagamos la prueba a ver si se identifica con algo, yo trabajé (sin contar McD en 4 Corporativos) a ver si hay similitudes, por ejemplo; ¿que tal su agenda? Jamás entendí el objetivo de tantas
juntas, a nadie le gustan. Juntas para coordinar las juntas, juntas cada semana
para ver status, juntas eternas para revisar resultados y ver de quién fue la
culpa de que el share cayera 0.002 ppts y tratar de entender de manera integral
con todas las herramientas disponibles conectando puntos y “telling a story”
(porque si no que oso que no sepas contar la historia haciendo que 847 slides
de ppt sean congruentes, no con lo que tu quieres decir, si no con lo que el líder o cabecilla quiere escuchar).
Junta para revisar lo que se va a revisar en la junta, junta para que te digan
que si y qué no decir para que no seas visto como un pelmazo pero tampoco como
extremadamente intenso. Juntas para darte feedback de la junta. Juntas para
revisar información, juntas para quejarse de que haya tantas juntas. No te
preocupes, si no puedes entrar te conectas por ccall.
¿Y qué decir de los jefes? Siempre he
pensado que mientras más lejos llegas, menos habilidades de pica piedra
necesitas, lo que necesitas es aprender a leer a la gente, a conectar, a
detectar su potencial, a saber si está o no motivado, a sacar la casta por tu
gente, a desarrollarlos y DEJARLOS QUE BRILLEN SIN QUERER APROVECHAR SU CHAMBA
PARA COLGÁRTELA.
Tuve de todo tipo de jefes, un hermoso
abanico de posibilidades (en un curso me dijeron que los jefes son Karmas o
Dharmas, y vaya que si). Tuve un jefe que se fue de la empresa a los 2 minutos
que entré y tuve que transcribir un libro de cifras mientras llegaba el nuevo
porque no sabían que hacer conmigo (cabe mencionar que había un CD con todo
digital, pero que más da jaja), tuve un jefe que me enseñó todo lo que pudo,
que me apoyó en las buenas y en las malas, aprendí de estadística, de paneles
sensoriales, aprendí que no debes encariñarte tanto con tu jefe, porque
eventualmente alguno de los dos se irá (aunque la vida me lo regresó más
tarde), tuve un jefe que me maltrató emocionalmente, que pisó mi autoestima y
mis ganas de seguir trabajando (y a veces viviendo jaja), tuve un jefe que me
enseñó que se puede AMAR tu trabajo y a quienes están ahí incluso a los que más
piedras te ponen en el camino, tuve un jefe que creyó en mi a pesar de una
pésima primer entrevista y que a pesar de ser caradura me enseñó que una gran
persona es inevitablemente un buen jefe, tuve un jefe que era muy serio y se
veía muy inalcanzable emocionalmente y logré convertirme por algún tiempo en su
amiga, un jefe que hacía bromas, tuve un jefe que me dio chance de irme más
días de vacaciones por mi luna de miel y se hizo de la vista gorda con las
políticas, tuve un jefe que se convirtió en un compañero de aventuras y un
confidente de vida, tuve un jefe increíblemente huevón, de esos que te piden
ponerle margen rojo a Excel y letras en cierto color y que al hacerlo te
cuestionaba por qué habías hecho eso, un jefe que no tenía vida personal y
entonces exigía que tu tampoco la tuvieras, un jefe que se creía psicólogo, un
jefe que culpaba a su propio equipo con tal de librarse de las
responsabilidades compartidas, el jefe que impone su título de jefe y hace su
voluntad, tuve un jefe que me apoyó a pesar de no entender mucho lo que estaba
haciendo, un jefe subjetivo, un jefe objetivo… y lo que aprendí de todo eso es
que definitivamente eso de ser jefe no debe tomarse a la ligera, si quieres
realmente dejar algo positivo en la carrera (o vida) de alguien.
Y no podemos dejar fuera a los
proveedores. Los proveedores, no se ni por donde empezar. Reciben toda clase de
maltratos mentales, físicos y emocionales. Por todos lados se escucha: lo mejor
es estar del lado del cliente, porque el proveedor se chinga y te debe de
tratar perfecto o pierde la cuenta, ¡claro! Tu pobre muchacho que pagas
234234234134123 millones de dólares a un proveedor que podría hacerlo por 100 y
sonriendo. No estoy segura de que proveedor era el más estresado, y tampoco
digo que sean santos, que el cliente la mayoría de las veces se da cuenta de
los trucos pero los deja pasar porque ya tiene el pie del de arriba en el
cuello. Siempre traté de ser humana y educada con los proveedores, de repente
seguro se me salió uno que otro regaño, pero no imagino estar en un lugar con
cien archivos de números abiertos con bases diferentes, con levantamientos distintos
y saber que NO hay forma de que eso de 100 y que el cliente te diga que así te
cueste un blanquillo lo hagas. Imagino a los pobres proveedores preparando las
presentaciones mensuales haciendo el “zoom” por cada tiendita que existe en
México y que llegues a la presentación y a) no te dejen hablar b) te digan que
NO les hace sentido c) te pidan un “zoom” adicional d) te pidan algo que no
llevas porque no te lo pidieron pero el cliente se está salvando el trasero y
jura por su mamacita chula que si te lo pidió y pues como lo vas a contradecir…
y todos se claven como si se les fuera la vida en eso, y saliendo de la junta
vayas corriendo a sacar la chamba (o no) y al cliente ya se le olvidó y está
pidiéndole a otro proveedor otro análisis, o al becario, que aprenda el chavo.
Una vez vi a una jefa gritarle tanto a un proveedor que estoy segura que se le
saltó el ojo un poco. Y si , los dos lados deben ser complicados cuando se
trata de jugar a eso de trabajar. Aunque también proveedor, todos sabemos que
no te lleva 1 mes cambiar el tamaño de letra…
El presupuesto. Oh Dios. A la fecha si
hablo de presupuesto se me llenan los ojos de lágrimas y el estómago de ácido.
O sea, en la escuela no hay curso de Excel, y te piden un archivo de 345345345
pestañas de números que cuando alguien diga sismo empiecen a temblar. (Seguro
algún nerdcillo dirá que ahí está la proactividad de usar mi tiempo libre de
vida para tomar cursos de Excel, claro), pero el punto es que los números y yo
no somos amigos. En qué planeta alguien pondría en mis manos tales cantidades.
Maquillando cifras, rogándole a finanzas (que se quedan hasta la madrugada
haciendo cosas de números, gente loca), a los de legal (que se la pasan
firmando contratos hechos por NO abogados) y así hasta el infinito. Presupuesto,
lo haces mal todos te regañan, lo haces bien.. no, espera JAMÁS estará bien un
presupuesto.
La gente. Los “otros” equipos, los
compañeros de trabajo. Total que llegas y eres el nuevo, y te integras pues con
tu equipo si es que saben que llegaste y tu jefe no se fue de vacaciones 2
años, o también si hay alguien que es ser humano igual que tu y se compadece y
te explica cómo sacar llamadas a la calle, la clave de celular, dónde está el
baño, cómo funciona la fila del comedor, el ranking de liderazgo social (que
normalmente es inverso al liderazgo organizacional), quién anda con quién, de
quién te debes cuidar si te saluda, etc… Hay de todo, es como la escuela,
incluso es como Mean Girls pero de viejos. Todos le entran, casados, solteros,
bonitos y no tanto, buenazas y no, todos juegan en la onda “social”. Salir con
los de la oficina y pasarla super bien y así, si no sales que hueva y te
empiezan a abrir de todos lados (cosa con la que se puede vivir bastante bien),
los grupitos, las becarias super buenas y buscando quedarse, los becarios
ñoñitos y listos para sacar cualquier análisis, aprendiendo a mil, pero
embriagando a mayor velocidad. Los ancianos que se sienten jóvenes (esto aplica
a cualquier mayor de 35, suerte que tengo 34), no digo que los de 35 sean
ancianos, me refiero a que luego hay cada ruco o ruca raboverde que solo andan
ahí viendo a quién se ligan en la “party” y así… padrísimo. En fin, los
grupitos de élite, cerrados, que salen juntos, viajan juntos, la pasan super
bien, se hacen amiguis y hasta emparentan a sus amigos de afuera con los de la
ofi para hacer pinky promise de estar juntos forever. Los jefes que se quieren
hacer super buena onda y salen con el equipo y así padre, los que son ogros y
no salen con su equipo porque no vaya a ser que les pierdan el respeto, los que
ni se enteran que hay fiesta o salida, los que se quedan en la oficina más
tarde para que vean que son super “productivos” (wtf), los sindicatos de
trabajadores que se quejan de todo por deporte, los que juegan a aventarse
cosas en el pasillo, a bailar, las más guapas que se encelan de las nuevas
camadas de becarias más jóvenes, los que de plano si se meten con la nómina
varias veces, los que se rien tan fuerte que hacen a más de uno voltear los
ojos, los que gritan, los que los callan.
Las asistentes, esas mujeres sonrientes y
amables con sus jefes (y algunas contadas con los demás), saben su poder, saben
que ellas manejan la agenda y tienen contraseñas que nadie más tiene, ellas
pueden destruirte desde adentro. Apartan salas a la velocidad de la luz,
encuentran salas faltando 5 min para la junta pero no las encuentran cuando
falta 1 mes. Ellas también la tienen en chino, atender a tanta banda y muchos
de ellos se sienten “más” porque bueno, juran que su puesto es mejor, pero
NOTICIAS… muchas de ellas ganan más que tu sin tener que entrar a esas JUNTAS
de flojera que tu si, y saben donde está tu jefe cada instante, cosa que tu
mortal no tienes idea. Ellas saben todo, las historias secretas de todo el
mundo, los nombres de los de sistemas, te consiguen cosas que jamás creíste
poder conseguir (como unos manguitos con salsa si estás embarazada) y pueden
ser tus mejores amigas y aliadas o tus peores enemigas, o sea si la asistente
de tu área te odia y sacas super evaluación en tu mitad de año, aún así estás
frito.
Los de sistemas, esos muchachos que jamás
salen a la luz del sol, son como topos que salen de debajo de los escritorios
cuando necesitas que te prendan la compu o que si se traba o si le dejas caer
una perforadora encima y dañas el disco duro, bueno, ellos lo arreglan. Si eres
amigo de los de sistemas, incluso si les sonríes, lo más probable es que seas
de los que reciban la primera compu de la nueva generación, que tengas chance
de bajar programas “prohibidos” y que cuando necesitas que algún archivo se
pierda, pues simplemente no te delatan. Son los más ebrios en la fiesta de
navidad, pero hacen bolita entre ellos y la pasan perfecto.
Y las evaluaciones. Benditas
evaluaciones. Que si a mitad de año, que si al final, que si de repente
necesitas feedback porque andas muy wey, TODO el tiempo eres evaluado. Si
hablas más fuerte del tono corporativo, que si hablas más bajo, que si dijiste:
NO ESTOY DE ACUERDO a tu jefe, que si no se lo dijiste, que si tus objetivos
claros, medibles y accionables (a la fecha no conozco a NADIE que sepa que
poner en los 5 objetivos, igual sabes 2, pero no 5; y todos cuando faltan 2
horas para que se cierre el sistema ponen cosas que no piensan ni de cerca
cumplir), y el jefe los revisa y bla. Llega medio año y tenga. Una semana antes
empiezas a revisar cuáles eran, porque obvio en la chinga no tuviste tiempo de
hacer nada. De churro resulta que algunos de ellos medio los cumpliste pero hay
unos que ni de cerca. Te sientas con tu jefe, que trae en la cabeza SU
revisión, y entonces bla bla y que si es verde, amarillo, que si rojo y aguas,
etc… y listo. La buena es la de fin de año, porque ahí no hay vuelta de hoja,
lo hiciste o no? Y no necesariamente es que lo hayas hecho si no como lo
defiendes, y que tan OBJETIVO o subjetivo sea el jefe en cuestión. Si te trae y
cumpliste en crecer el share +90 puntos (porque claro, el share es tu chamba)
pero no lo hiciste sonriendo mmmm… o que tal ese objetivo de incrementar el
consumo +40% vs hace dos semanas… así te hayas ido a hacerle el super a todo
México y hayas hecho a la gente tragar tu producto mil veces más (porque claro,
es tu chamba) pues tal vez no fue buena temporada de lluvias, entonces mmmm…. Y
así, los objetivos subjetivos y el que la echó todo el año pero la supo
defender bien! El que si le chambeo y la supo defender mejor! (ese si seguro va
para VP y esas cosas rimbomantes) y finalmente tú, que rifaste, pero no eres
tan bueno en la defensa choreadora, RIP.
Y dejé para el final lo mejor, la
Investigación de Mercados. Bueno, mmmm no pienso moder la mano que me dio de
comer, pero terminaré diciendo: “pídeme
que con un estudio de demuestre que lances tu producto y lo hago, y
ahora pídeme que con ese mismo estudio sin moverle nada te demuestre que sería
malo lanzar, y lo haría también”.
Trabajar en un corporativo me dejó tanto,
que hoy recuerdo con una sonrisa esos momentos, los agradezco y sigo de frente... pero quien sabe, en una de esas resulta que algún día se requiere una CEO
sensible, que no le gusten las finanzas pero la lleve increíble con todos y
además les lea el Tarot, pues aquí ando.