miércoles, 19 de abril de 2017

El costo de la libertad laboral.


Últimamente varias personas me han contactado de manera privada para compartirme que están a punto de renunciar a la vida corporativa o a una empresa en la que llevan años y empezar de nuevo en otro lado, haciendo otra cosa, un nuevo negocio o rumbo. Muchos me escriben para pedirme algún consejo sobre cómo sobrellevarlo, y muchos me felicitan por haber tomado la decisión que tomé.

Mi respuesta, con algunas variaciones, es la misma casi siempre: no es fácil. No es fácil porque socialmente estamos muy amaestrados, estamos demasiado enganchados con nuestra zona de confort, con lo seguro, con la quincena, el bono y el aguinaldo, pero también tenemos miedo.

De acuerdo a muchas disciplinas energéticas que he tenido la oportunidad de conocer, el miedo es lo peor que te puede pasar, porque el miedo paraliza. Es una fuerza mas o menos conocida que se va apropiando de tu mente, de tus emociones, de tu cuerpo. ¿A qué le tiene miedo la gente que no es feliz en su trabajo y no renuncia de una vez por todas? UFFF!! Pues a todo! Uno de los miedos más profundos claro, es el sustento. Es básico, lo dijo Maslow. Quiero aprovechar para hacer un paréntesis, porque si bien yo tomé la decisión de saltar, siempre he tenido a mi patrocinador oficial, Alejandro me ha apoyado en todo y ha metido el hombro en la mayor parte de los gastos de la casa, y eso OBVIAMENTE es un gran paro. Pero ¿qué pasa si no tengo un Alejandro que salga al quite? Para eso se requieren dos cosas básicas: saber a dónde voy y contar con un colchón financiero que me permita mantenerme a flote (comiendo, pagando hipoteca o renta, coche, darme mis gustos de vez en cuando) por lo menos 3 años, ya de perdis 1.

Desde que yo me di cuenta que no era feliz, me dediqué a guardar y ahorrar algo, lo que fuera, para poder tener un tiempo dándome un estilo de vida lo más similar al que tenía en mi último trabajo, con mi último sueldo. Debo decirles que esto no es fácil, porque hay gastos que no prevemos (en mi caso, por ejemplo el de un hijo). En cuanto tomé la decisión de renunciar, comencé a liquidar y cancelar tarjetas de crédito, empecé a bajar la deuda y establecer claramente que si y que no. Por ejemplo: SI a lo NECESARIO, NO a lo que puede esperar. No se trata de volverte un amarrado que no compra nada o no va ni a la esquina, o no viaja, se trata de ELEGIR. A pesar de todo esto, la angustia de ver que ese colchón va bajando es terrible. A la fecha, y lo platicaba con un amigo el otro día, me cuesta trabajo ir ajustando mis ingresos y mis gastos, y cuando me preguntan qué es lo que más extraño del mundo laboral sin duda respondo: mi aguinaldo, mi prima vacacional, el bono, la quincena y el coche.

Pero eso JAMÁS debería ser un freno para decidir seguir adelante con los sueños y los planes, porque ahí es donde entra la otra parte: ¿A dónde voy? Ya no me gusta esta empresa por x o y razón, pues me muevo! Busco algo donde si me sienta feliz de Godinear. Ya no me interesa el mundo corporativo, me voy a independizar. Sea como freelance, innovador, microempresario, mimo o terapeuta transpersonal, necesitas UN PLAN. Yo empecé a tomar cursos, certificarme y prepararme desde antes de dejar de trabajar, estudié disciplinas que me ayudaron a sanar primero y que siempre supe que me ayudarían a sanar a otros, y decidí que cualquier cosa, de ahí podría sacar para sobrevivir. Es decir, si quieres renunciar para poner una fonda de carnitas, pues te invito a prepararte y tomar cursos sobre como hacer carnitas, y practicar, y fallar, y equivocarte, y a buscar el nombre, el logo, el lugar, tal vez un socio, hacer tus proyecciones, buscar proveedores… accionarte, y hacerlo desde un lugar seguro, en un escenario ideal, la empresa donde hoy estás te está patrocinando, usa tus tardes y noches y fines de semana para alimentar y gestar TU PLAN. Estando de este lado he visto muchas historias de éxito de personas que saltan, pero también he visto quienes después de intentarlo un tiempo descubren que faltaba algo más, y vuelven al mundo corporativo.

Esto nos da pie al Miedo ·2: FRACASAR. Nos aterra fracasar. A mi me aterra pensar que en algún punto tenga que agacharme y regresar a trabajar a un mundo corporativo donde sé que claramente no soy feliz. Pero y si tuviera que hacerlo… ¿qué pasaría? Pues en realidad NADA. Nos da tanto miedo fracasar que preferimos no intentar. ¿Qué va a decir mi familia? ¿Y mis colegas? ¿Y mis conocidos con acceso restringido en Facebook? Que soy un perdedor, un mediocre, un conformista… Es que ya escuché tantas historias de cómo SI voy a fracasar que ni siquiera me acuerdo dónde estaba ese sueño y esas ganas de largarme y empezar de cero.

Si estás pensando en independizarte, te tengo noticias: vas a fracasar. Te vas a equivocar, y vas a llorar, y gritar y te vas a culpar, y vas a querer regresar el tiempo y tomar una decisión diferente. Eso va a pasar. Y puedes ser del porcentaje que se queda ahí, que fracasa y no se da permiso y se rinde. O, puedes ser de aquellos que deciden aprender y volverlo a intentar, de manera diferente.  Hace 1 año abrí mi primer curso: TAROT. Yo estaba muy ilusionada, ya me veía frente a un grupo de personas dando el curso y preparé todo. Nadie se inscribió. Todavía me acuerdo y me da esa sensación de pobre diablez que hace mucho no sentía. ¿Pero qué hice mal? Pues quien sabe. De repente todos los que estaban interesados ya no pudieron tomarlo: FRACASO.  Elegí seguir preparándome, enfocarme en dar más terapias, entender más el tarot, entender que el fracaso sucede y aceptarlo. Tal vez este año abra otro curso, y tal vez llegue 1 sola persona, pero estoy segura que lo que aprendí no lo iba a aprender en ningún cursillo de Harvard sobre tolerancia a la frustración.

Prepárate para fracasar, para que las cosas vayan lentas, para la competencia, para el entorno, prepárate para que esos tacos de carnitas que tu tía dijo que eran los mejores del mundo tengan que tener un ajuste, porque así es, así funciona. Si no estás listo para hundirte y automentarte la madre por haber elegido diferente, te recomiendo dar un paso atrás y repensar tu plan.

Pero ¿qué pasa cuando ya fracasaste, aprendiste y empezaste de nuevo? Ah pues otro miedo, tal vez más fuerte que el anterior: ·EL MIEDO A TRIUNFAR. Y seguro muchos dirán ay por favor ¿cómo tendría miedo a triunfar? Pues si, porque si triunfas, vendrán más retos, dejarás de ser invisible y te convertirás en un “ejemplo”, habrás levantado la vara, te tendrás que esforzar más, porque serás un líder o un ejemplo, serás un competidor al cual alcanzar, porque te vas a tener que levantar más temprano, y chingarle más, porque eso es lo que toca. Y por desgracia, mucha gente no está preparada o dispuesta a dar MÁS.  He escuchado quien dice que mejor un negocio pequeño, que le alcance para comer y ya. Que tal que crece tanto que se le sale de las manos, qué tal que la inseguridad, qué tal que… MIEDO.

Después, otro miedo por el que he pasado es el MIEDO al qué dirán. Que va muy de la mano con el tema del fracaso. ¿qué dirá mi familia? ¿y mi jefe? ¿Qué va a decir el vecino? ¿Y los “colegas” de la oficina? Yo quiero que digan que soy muy fregón y tengo lo que hace falta para triunfar, y lo voy a lograr, para que vean que si puedo, que si se puede (porque si no, qué miedo! Que vergüenza). Cuando renuncié a mi último trabajo, la directora Global con quien hablé un tiempo después casi escupió el refresco al escuchar que iba a renunciar porque (además de ser mamá, lo cual ya es demasiado satanizado) quería ser terapeuta holística. Me preguntó toda clase de cosas en un tono de ¿cómo te atreves? Estás segura que estás bien de la cabeza? Tu tienes un puesto regional, un coche, un sueldo, ¿neta vas a dejar todo por un sueño guajiro de “ayudar” a otros que la pasaron igual o peor que tu? … SI. Y me vale madres (no se como se diga en inglés, así que lo dejé en SI). Si, porque ya me cansé de escuchar las maravillas de ser asalariada y ya nutrí mi ser de intentos variados de convencerme de que está bien cuando todo mi cuerpo y mi corazón me gritan que NO está bien.  A lo largo de estos 3 años mucha mucha gente me ha preguntado que si no siento que desperdicio mi “talento” (what, jamás fui empleada del mes, ni en Mc Donalds!! Jaja), que si no es un desperdicio haber estudiado en el TEC de MONTERREY y ser mención honorífica, que si no me frustra no ser completamente independiente. Si yo hubiera escuchado a toda esa gente, hoy estaría afuera de Rubén Darío tocando la puerta pidiendo volver aunque sea como Becaria de Intendencia. La gente va a hablar, bajo sus criterios y normas de “éxito” cada quien tendrá una opinión y “consejo”. Escucha lo que te sirva y lo que no, suéltalo! La vida es TUYA. El plan o sueño es tuyo. Deja de comprarte los traumas y etiquetas de los de afuera. Deja de poner atención y de invertir energía en el qué dirán.

Aquí viene ooootro miedo: MIEDO A EQUIVOCARTE (diferente a miedo a fracasar), porque equivocarte en tus cálculos, en tus planes, tal vez tu quieres poner tu fonda de carnitas en una zona vegana, yo que sé… y este miedo es directamente proporcional a lo cerrado de tu mente. Yo me estuve peleando conmigo misma como 1 año con el tema de la repostería y la decoración de pasteles. Quiero que sepan que lloré, pataleé, aventé papeles y cosas. Cómo por qué yo me iba a poner a hacer pinches pasteles? Eso que lo haga Chepina o Buddy! Qué crees? Que en el camino, vas a descubrir habilidades que no tenías idea que tenías. Tal vez resulta que eres el MEJOR vendedor del mundo, o un gran negociador, tal vez la planeación y las proyecciones son lo tuyo! Tal vez, y digo, tal vez, eres una bala decorando pasteles. Y por qué apegarte tanto al plan original? Por qué te aterra dar un paso fuera del mapa? Porque te puedes equivocar y eso da mucho miedo. Pero no pasa nada, resulta que la decoración de los pasteles te va a dar ingresos complementarios que te ayudan a seguir alimentando el plan original. Así que… da igual, disfrútalo.

A lo largo de estos 3 años, no soy Bill Gates, ni Steve Jobs, pero soy una mujer más madura, completa, más curtida, más flexible y tolerante, más real. Mis planes se han ido frenando (los he ido frenando) para adaptarme y tener mis ratos libres de mamá, pero cuando se necesita aprieto las tuercas y va jalando. Estoy abierta a muchas posibilidades, no he cerrado muchas puertas, porque no sé que me depare el futuro, no sé a donde me lleven mis elecciones; pero hay algo que si sé: el miedo te va a paralizar, si tu se lo permites; pero también el miedo te va a impulsar, porque es uno de los demonios más obscuros y clavados que conozco, el miedo no va a desaparecer, pero es un gran aliado a la hora de elegir, y sobre todo puede convertirse en energía a tu favor, usa el miedo para empoderarte, identifica qué te detiene, confróntalo, abrázalo, agárralo de la mano y HAZLO.

El otro día leía un artículo sobre los “locos”, sobre como el mundo necesita más locos, más gente que rompa los estatutos sociales, que se atreva a perseguir su sueño, que busque ser feliz y lo intente hasta lograrlo; porque los locos son quienes equilibran al mundo, son quienes retan e inspiran a aquellos que están parados al borde del gran salto, son quienes conflictúan a esos que siguen en el sistema, son aquellos que inyectan de duda, de posibilidades.

Si eres feliz en tu trabajo, si haz encontrado el equilibrio y sabes manejarlo, felicidades. Pero si eres un inadaptado con miles de planes y sueños, que diario despierta frustrado por ir a trabajar, pero tienes un sueño, un plan, una idea… ¡no la sueltes! Hazlo en tus ratos libres, hasta que eso sea más grande que lo que haces hoy. Tal vez tu no saltaste, tal vez te empujaron, y tal vez estás en el limbo, en el vacío; recuerda que todo se origina en la nada.


Se necesita mucho valor para tomar la decisión, se necesita más valor para sostenerla; pero la satisfacción de ver que lo que te apasiona toma forma y esos saltos en el corazón cuando ves que ha valido la pena, no te los paga nadie ni con un sueldo de CEO de una empresa (que no es tuya).